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Victor Rebullida

LORENZO BLANCO: IN MEMORIAM

Recientemente me enteré del fallecimiento de Lorenzo Blanco Unzué, organista que ejercía en la Iglesia de San Miguel, director de coros y profesor de la Escuela de Magisterio. Busqué en internet sobre la noticia y me llevé la desagradable sorpresa de que no figuraba nada acerca de él. Me entristeció, francamente, que una persona que desarrolló una labor importante en la música no haya sido objeto de atención, que su vida y su muerte quedaran en el anonimato.

Yo no le traté personalmente pero Elena, mi mujer, sí que le conoció y cantó bajo su dirección. La que sigue es su contribución al recuerdo de este músico:

Hace unos días me encontré con Antonio Sesé, un antiguo compañero de la Schola Cantorum de la Universidad de Zaragoza, quien me dijo que Lorenzo había fallecido el verano pasado.

Lorenzo Blanco Unzué.  Ese era su nombre.  Conocí a Lorenzo en 1979 cuando empecé mis estudios de Magisterio en la Escuela de dicho nombre, actualmente Facultad de Educación.  Lorenzo era profesor de música y obró en mí, como en muchos otros, el milagro de hacerme entender que yo podía cantar, que era capaz de leer una partitura, entonar y afinar. 

De una manera inexplicable lograba que jóvenes que no estábamos especialmente interesados en la gran música en aquel momento, fuéramos capaces de leer las notas básicas de una partitura, de entonar sin problemas serios la escala de do mayor.

Desgraciadamente, aquel año no pude disfrutar mucho de su magisterio porque sufrió un grave accidente de tráfico que casi le costó la vida.

 

Por aquel entonces el proyecto de un coro universitario se estaba fraguando.  Yo sólo recuerdo que cuando meses después Lorenzo se recuperó y algunos de nosotros ya teníamos claro un proyecto profesional, varios de sus alumnos nos unimos a la Schola Cantorum de la Universidad de Zaragoza.

Allí conocí a Antonio, Alicia, Ana,  Juan, Ricardo, Raquel, y otros muchos, algunos de los cuales aún siguen en el mundo coral.

Los coralistas de aquella formación éramos gente joven que empezaba a trabajar como profesores.  Todos hacíamos lo posible por asistir a los ensayos que tenían lugar, creo recordar, en un aula de la cuarta planta de la Escuela de Magisterio.

En aquellos años cantamos en el Seminario de San Carlos la Cantata numero 4 “Christ lag in Todesbanden” de Bach, participamos en las Jornadas Coralistas de Borja, tomamos parte en un intercambio con un coro de la Universidad de la ciudad polaca de Lublin…  El verano de 1987 fue muy caluroso y recuerdo claramente el agobio que pasaron nuestros amigos polacos cantando con trajes de manga larga en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza.  Nosotros ya les habíamos visitado durante la Semana Santa de ese mismo año.

Todos aquellos proyectos llenaban las horas de asueto de gente con muy diversas inquietudes pero con una afición en común: la música coral.  Algunos de nosotros estuvimos fuera de Zaragoza un tiempo y tuvimos que abandonar la Schola.  Yo, por mi parte, tuve el placer de cantar durante cuatro años en el coro Ars Musicae del conservatorio de Huesca dirigido por Antonio Viñuales.   Tampoco dejé de lado mi actividad coral durante mi estancia en Inglaterra donde canté el Réquiem de Mozart con la Sociedad Coral de Uxbridge, un pequeño enclave en el condado de Middlesex no muy lejos de Londres.

 

Cuando regresé a Zaragoza el proyecto ya había cambiado.  Gran parte de los coralistas de la Schola Cantorum se unieron para formar el coro Amici Musicae, dirigido por Andrés Ibiricu y que actualmente es el coro residente del Auditorio de Zaragoza.

A algunos de nosotros, esa afición a la música coral nos cambió la vida para siempre.  No exagero.  Y ese cambio fue para bien.  Con estas palabras y con unas fotos que he desempolvado del cajón, quiero rendir mi homenaje a Lorenzo Blanco, un buen hombre, un buen profesor y un buen músico.

Desde aquí para él y para todos mis compañeros de los distintos coros, un saludo y un abrazo muy fuerte.  Gracias por todo.

A continuación, un par de fotografías de la Schola Cantorum con Lorenzo Blanco al frente. La primera es de noviembre de 1985 durante una actuación en la Colegial de Borja, en las VII Jornadas Coralistas Aragonesas.

La segunda está tomada en el concierto dado en abril de 1987 en el palacio de Naleczow, en Polonia.

 

 

1 comentario

isabel fernandez -

Hola a los dos, soy Isabel y buscando informacion sobre Lublin me he encontrado con vosotros.Yo tambien me entere de su muerte pero demasiado tarde para poder despedirme de él, hacia un tiempo que otra compañera y yo estuvimos con el en un encuentro casual. Si supierais la pena que me da cada vez que paso por la iglesia de San Miguel,esta es paso obligado para mi todos los dias y me lo encontraba muchas veces cuando salia de sus ensayos.Me ha hecho mucha ilusión ver estas fotos aunque yo en una no me veo y en la otra casi no me reconozco, vamos que no se ni si soy yo.Espero que sigais bien y siempre nos quedarán los buenos recuerdos. Un saludo. Isabel Fernandez.Trabajaba en el conservatorio `pero al final, como todos, he acabado en la docencia.