ENCUENTRO Y CURSO DE LA COACE EN LOGROÑO

Elena y yo volvemos de Logroño tras pasar dos días con los participantes y organizadores del Curso de Dirección Coral y del encuentro del coro de la Confederación Coral Española que organiza esta última COACE.

Al frente del curso de dirección coral se hallaba el Eugenio Malm Mayer que impartía un curso en torno a los principales estilos de la música litúrgica rusa de todos los tiempos. Eugenio Malm, nacido en Sevastópol y residente en Barcelona desde hace muchos años, aparte de por su amplísimo historial musical seguramente se le conocerá más inmediatamente por la impagable labor de difusión de la música litúrgica rusa a través de sus programas en Radio Clásica de Radio Nacional de España "Música cora", "Música litúrgica rusa", "Vida y obra de Chaikovsky" y "La música en San Petersburgo".

Paralelamente el coro de la COACE, formado por cantores y directores de coros provinientes de diversas Federaciones regionales preparaban un programa que fue ofrecido en un concierto que tuvo lugar ayer día 8 de diciembre en el Auditorio Municipal de Logroño. El coro estuvo preparado a la limón por Enrique Azurza y Marcos Castán, de Tolosa (Guipúzcoa) y Graus (Huesca) respectivamente.

Compartí unas horas de trabajo musical de altura con unos resultados increíbles para tres días de montaje y ensayos. El ambiente se lo puede imaginar muy bien cualquiera que forme parte de un coro. En estas concentraciones se trabaja muy intensamente y la gente que en ellas participa establece una relación muy especial. Unos ya se conocen y otros, los nuevos, acaban como amigos de toda la vida. Usando el anglicismo tan en voga, hay un "feeling" muy especial.

Tengo que agradecer además muy especialmente la acogida recibida de Benito Hermosilla, Presidente de la Federación Coral de La Rioja y Tesorero de la Confederación Nacional, y a su esposa. Gente muy maja, grandes personas y grandes aficionados al canto coral, como el Presidente de la COACE Javier Carrasco que andaba por allí junto a su mujer Delia.

Unos días especiales en los que, yéndo como íbamos de de veedores y oidores, terminamos de cantores.