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Victor Rebullida

ENSEMBLE DEL SAXOFONES DEL CONSERVATORIO SUPERIOR DE BALEARES

ENSEMBLE DEL SAXOFONES DEL CONSERVATORIO SUPERIOR DE BALEARES Escuché ayer la actuación que anuncié en el anterior artículo del Ensemble de saxofones del Conservatorio Superior de Música de las Islas Baleares dirigido por uno de los profesores del instrumento en aquél Centro, Rodrigo Pérez Vila.

El concierto, que tuvo como público a un colectivo de saxofonistas y estudiantes, bien hubiera merecido ver incrementada la audiencia con público ajeno al "gremio". La demostración de virtuosismo interpretativo de los músicos resultó demoledora. Otro tanto con las obras presentadas, dignas ellas y digno el Ensemble de actuar en un circuito de música de concierto y no solo, como ese fue el caso ayer, en una especie de exhibición interna para alumnos de saxofón. Soberbia lección magistral la que se llevaron aprendida los estudiantes.

El Ensemble está formado por doce intérpretes distribuidos del siguiente modo: 1 saxo bajo, 2 barítonos, 3 tenores, 3 altos, 2 sopranos y 1 sopranino. Actuaron en diversas formaciones.

Los doce comenzaron con la sutil "Versuch über fractal" escrita en 1987 por el japonés nacido en 1952 Kazuto Miyazawa.

La obra se mueve en unas aguas tímbricas que llegan a producir sonoridades cercanas a la electrónica.

Ángel Soria con un saxo tenor interpretó a solo "Épodo" de Jesús Torres (1964), compuesta en el año 2000.

Un crescendo en densidad de notas y amplitud de registro llevan a un clímax en el final de esta endiablada composición muy bien estructurada y coherentemente conducida.

Soria brilló como saxofonista.

"Cinetic" de Christophe Havel (1956) fue la obra que interpretaron el cuarteto formado por Vicent Minguet Soria, Eneas Irimia Martínez, Javier Bonet Guerrero y Jesús de los Ríos.

La principal curiosidad de la pieza es que está escrita no para un cuarteto convencional sino para cuatro saxofones soprano. La interpretación conlleva una gestualidad constante en la que los músicos tocan sonidos sostenidos girando el saxofón en redondo esparciendo el sonido en el espacio y creando un particular efecto y direccionando determinados fragmentos sonoros hacia puntos determinados de la sala. Explota esto la marcada direccionalidad de los sonidos agudos. La obra, que se desarrolla en una dinámica fuerte constante, conduce a un punto álgido de extremos agudos muy agresivos para el oído. Peligrosamente agresivos subrayaría. Es largo tiempo con una sonoridad continua, muy fuerte, carente de silencios y en un registro peligroso para el sistema auditivo. Curioso experimento pero para no oirlo muchas veces. Aún así la peor parte la llevan los intérpretes que si no se desploman mareados corren el riesgo de terminar con alguna dolorosa contractura.

La siguiente obra solista fue la compuesta en 1984 por Philippe Hurel (1955) titulada "Opcit". El intérprete fue, con el saox tenor, Jose Bernárdez Serra.

"Opcit" es una no menos compleja composición tanto en su factura como en su exigencia para el saxofonista. Con un discurso en apariencia menos claramente direccionado que la obra de Torres resulta atractiva en su escucha y, cuando menos, llamativa para el espectador ya que el intérprete necesita ubicar una ristra de dieciséis páginas sobre siete atriles por no disponer de espacios en silencio para pasar las hojas.

El final lo puso el Ensemble en pleno y la obra "Rhea" compuesta por el español Francisco Guerrero (1951-1997) en el año 1988.

Particularmente la considero la mejor obra del programa, y hablamos de composiciones de "alta gama". Impresionante, sobrecojedora por momentos, "Rhea" es una obra magnífica y a su misma altura voló el Ensemble en su interpretación.

Todavía tocaron una obra más fuera de programa en todos los sentidos: era una propina y nada tenía que ver con lo que se había tocado antes. Fue la "Canzona XV" de Gabrielli.

 

* No tengo foto del Ensemble mallorquín así que pongo esta otra del conjunto del Conservatorio de Badajoz que es prácticamente idéntico.

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