TRULS MORK Y LA FILARMONICA DE LIEJA EN EL AUDITORIO: COMENTARIO
La breve y jugosa Sinfonía "Clásica", en la versión que escuchamos a la Filarmónica de Lieja, tuvo en el primer y segundo movimientos a la orquesta algo fría y muy pegada a la partitura. Esto cambió en los movimientos siguientes en que creció e hizo una interpretación de la "Gavotte" y el "Finale" con bastante más garbo y dedicación. En el aspecto más técnico, la extrema y minuciosa articulación que salpica la Sinfonía no supuso ningún inconveniente para las cuerdas belgas que se mostraron muy efectivas en el juego de arco.
En el Concierto de Shostakovich, la de Lieja se mostró como excepcional acompañante de Truls Mork. El "shostakovich" de Langrée tuvo una lectura vigorosa como exige la partitura. En el primer movimiento, solista y orquesta fueron uno. El cello compartió protagonismo con una orquesta que no le deja escapar y le mantiene en lucha y tensión continua con ella. En el "Moderato" llegó el reposo y la orquesta dio un paso atrás para permitir a Mork proferir su canto. La lectura fue altamente sentida rematando con un impecable y límpido pasaje en armónicos al final de este segundo movimiento. Después de esto la orquesta se retiró por completo dejando a Truls Mork en solitario con una cadencia que es todo un tercer movimiento. Soberbio en su ejecución, Mork enlazó esa "Cadence" con el "Allegro con motto" conclusivo en el que el solista vuelve a verse envuelto por completo por la orquesta, sumergiéndose en una vorágine que se dirige a un final en el que Shostakovich retoma el tema del "Allegretto" inicial de la Sinfonía. Muy aplaudido, Mork obsequió una pieza para cello solo.
Con todos los efectivos de la orquesta en el escenario sonó la "Segunda" de Brahms. Langrée duplicó los instrumentos de viento-madera para obtener una sonoridad mayor de dicho coro que había de vérselas con una nutrida sección de cuerda, con lo que la instrumentación quedó en lo que en términos musicales se conoce como "orquesta a cuatro". La partitura de Brahms pide dos flautas, dos oboes, dos clarinetes y dos fagotes en dicha sección que fueron doblados. Un servidor hubiese preferido restar cuerda del conjunto y respetar la disposición original con lo que se hubiera obtenido una lectura más ligera y no tan espesa como se sintió todo el tiempo. La compacta y densa orquestación de Brahms, con doblajes constantes, no necesita de gran cantidad de instrumentos para sonar contundente. Con todo esto, la Sinfonía, aunque pesada, sonó potente.
La consabida propina continuó por los brahmsianos prados de una de sus "Danzas Húngaras".
© Victor Rebullida
Comentario escrito para Heraldo de Aragón, 19/10/2007
*Foto: Truls Mork y la orquesta durante un ensayo en el Auditorio de Zaragoza
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