JOAQUIN BROTO, IN MEMORIAM
Ha fallecido Joaquín Broto Salamero, histórico de los Conservatorios de Música que en Zaragoza han sido. Toda una institución dentro de la música zaragozana. No hay más que preguntar a cualquiera de los músicos que ahora tengan en torno a la cuarentena y que se hayan formado en los Conservatorios de esta ciudad. Prácticamente la totalidad ha pasado por sus clases. Yo aprendí las primeras notas en su aula, un aula (realmente una habitación) ubicada en aquel piso de la calle del Coso. Don Joaquín, sentado de lado al piano, mirando a los alumnos sentado a su espalda, en robustas sillas de madera con palas, sobre una vetusta tarima escalonada, aporreaba -literalmente y con todo respeto- el viejo piano vertical. Debería decir que aprendí las segundas notas pues las primeras debo atribuírselas a Rafael Lozano, violinista de la que fué Orquesta de Cámara Ciudad de Zaragoza, aquella que fue protagonista de mis primeras audiciones de música en vivo con sus conciertos con obras de Dallabaco en la Lonja.
También Broto se empeñó en que generación tras generación de aprendices de músico hilvanaran con mayor o menor fortuna los cantos polifónicos de diversas épocas, a través de masimas clases en el "gran" salón del citado edificio del Coso zaragozano, sentados y de pie junto a las ventanas abiertas para aliviar el olor a neurona recalentada (por ser elegante). Ahí andábamos todos con ese libro recopilatorio y pedagógicamente ordenado de música coral, clásico de aquel antiguo Conservatorio, del cual don Joaquín era autor. En él también incluía alguna obra compuesta por él y otras adaptadas. Pero lo mejor venía cuando preparaba el concierto de fin de curso, con un coro integrado por todo el alumnado de sus diversos grupos de clase para el cual preparaba algo que le gustaba sobremanera: adaptaciones de música de películas, de estándards de todos los tiempos, para coro. Quién no recuerda aquellas versiones de Days of Wine and Roses, por citar una que me viene a la memoria. Broto se sentaba al piano o ante aquel gran órgano electrónico y se prodigaba en armonías jazzies e improvisaciones a las cuales era muy proclive, tal vez por su formación y labor organística litúrgica.
Ha desaparecido uno de los últimos mohicanos de una manera de entender la música y su enseñanza, singular y tal vez superada pero que ha servido para dar salida a varias generaciones de músicos y la que recordaremos siempre.
Joaquín Broto Salamero, descanse en paz.
Incluyo a continuación la noticia aparecida hoy en HERALDO DE ARAGON y la foto que la acompaña hecha por Guillermo Mestre.
Joaquín Broto Salamero, ex organista de la Seo y del Pilar de Zaragoza, falleció ayer en la capital aragonesa a los 84 años de edad. Su muerte deja un hueco difícil de llenar, al constituir uno de los últimos exponentes de un arte que lamentablemente se está perdiendo, el del organista litúrgico.
Nacido en Barbastro en 1921, a los 25 años ya era organista de la catedral de la ciudad del Vero, cargo al que accedió por oposición. Más tarde sería, también por oposición, maestro de capilla de las catedrales de Barcelona y de Santiago de Compostela. Fue hasta el año pasado organista de la Seo y del Pilar.
Su carrera es brillantísima. En el Conservatorio de Música de Madrid obtuvo el diploma de órgano con premio extraordinario. El Conservatorio de Zaragoza le concedió los premios de armonía y composición. Discípulo del gran profesor Cristóbal Taltabull, fue becario en cursos internacionales de especialización en música antigua de órgano, bajo la dirección del célebre profesor M. S. Kastner.
Su carrera está jalonada de numerosos premios y distinciones, entre los que cabe destacar el hecho de que en 1957 fue elegido miembro de la Academia de San Luis, entidad que el año pasado quiso designarle Académico de Honor. Era, también, Canónigo de Honor del Cabildo Metropolitano de Zaragoza, ciudad donde ha desarrollado buena parte de su carrera (organista de la Seo entre 1962 y 2005, y del Pilar desde 1988, año en que falleció el maestro Gregorio Garcés).
Motivos de salud le obligaron a presentar su renuncia hace ahora un año. Broto, que se retiró a la residencia de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, decidió legar a la catedral de Barbastro, la ciudad en que nació, el órgano y el piano de su propiedad, así como su interesante y vastísimo archivo musical, en el que figuran numerosos trabajos compuestos por él mismo, buena parte de ellos aún inéditos.
En una entrevista concedida a HERALDO DE ARAGON en 2003, respondía a la pregunta de quién le podía suceder: "No lo sé, las oposiciones son durísimas. Hay gente que me dice que marcaré un antes y un después, porque ahora no hay vocaciones y resulta muy difícil que salga un organista de un seminario. Quizá sea el último religioso organista en La Seo. No lo sé". Y así fue. En la actualidad, dos seglares, un hombre y una mujer, se encargan de los órganos del Pilar y La Seo.
Broto ha sido, también, un gran compositor. Entre su obra destacan las "Tres canciones españolas", sus "Impresiones de viaje" o su "Bucólica del Pirineo". Afirmaba que "he compuesto mucho, incluso obras sinfónicas. He escrito muchas obras para orquesta pero, poco a poco, como no tenía orquesta con la que ensayarlas, lo he ido dejando. Las primeras las hice pensando en la Sinfónica de Zaragoza, aquella de los años 50 y 60, y luego se han reestrenado en otras ciudades. Pero luego... luego me he ido centrando en el órgano y la música coral, que ha sido a lo que he dedicado casi toda mi vida. He escrito mucho y tengo publicada solo una parte".
Deja tras de sí, también, una importante labor docente. Ha sido profesor del Conservatorio Superior de Zaragoza, de solfeo y trasposición, de acompañamiento y conjunto coral, durante casi 25 años, entre 1963 y 1985. Y también ha escrito manuales ya clásicos. Hace tan sólo unos días confesaba en estas páginas que, sentado al teclado, "hay momentos en los que estás en otro mundo, en la corte celestial, y en esos momentos es en los que te da por improvisar, hacer variaciones... Pero, en mi caso, lo que me ha acompañado, sobre todo, es la ilusión de hacerlo siempre mejor. Y el temor a equivocarme".
Hoy, a las 10 horas, se celebrará un funeral por su alma en el altar mayor del Pilar. Acto seguido se procederá a la conducción del cadáver al cementerio de Barbastro, donde recibirá sepultura a las 13 horas.
Asimismo, se tiene previsto celebrar un solemne funeral en la ciudad del Vero, donde nació, mañana, 15 de febrero, a las 20 horas.
En EL PERIODICO DE ARAGON habla José Vte. González Valle, otra persona a la que muchos músicos locales debemos parte de nuestro conocimiento y nuestro amor por la música de épocas pretéritas, así como la Edad de Oro de nuestra Escolanía de Infantes, que nunca vivió un momento de mayor florecimiento y prestigio como cuando González Valle, junto al grupo Amigos de la Música, mayormente ex-infantes con la voz ya mutada, prepararon conciertos que recorrieron Europa cantando lo mejor de la polifonía universal y también aragonesa (todavía recuerdo aquellos motetes de Bach con el Coro del Conservatorio que él dirigía en los que tuve el orgullo de participar):
El canónigo prefecto de música del cabildo zaragozano, José Vicente González Valle, amigo y compañero durante años del músico fallecido, explicó que la salud de Broto se resentía por la edad, pero que su muerte fue dulce, "pues ha muerto durmiendo, sin que nadie lo esperase". González Valle lamentaba la muerte de Broto "como persona y como músico, pues fue un gran compositor entroncado con la tradición de maestros de música religiosa que ha dado la Seo de Zaragoza". Y es que no sólo "media Zaragoza" ha bebido las enseñanzas de Broto --fue docente del Conservatorio Profesional de Zaragoza entre 1963 y 1985--, sino una gran cantidad de músicos de todo el país, ya que su obra, Conjunto coral, ha sido utilizada en numerosos conservatorios como texto para la asignatura del mismo nombre.
Como compositor, en 1957 estrenó en Barbastro sus Trece canciones españolas para soprano y piano, y en Zaragoza, con la Orquesta Sinfónica local, bajo su dirección, Impresiones de viaje. También con la desaparecida sinfónica de Zaragoza hizo la primera audición de Bucólica del Pirineo, Tríptico, Suite tripartita y Fantasía Dionisíaca. Los pianistas Luis Galve y Pilar Bayona, también estrenaron obras de Broto. En Zaragoza siempre se recordará la misa de 12 de los domingos en la Seo durante los años 70, donde Broto ofrecía auténticos recitales de órgano.
Casualmente un día 14 de febrero del año 2005 Angel Huguet publicaba en DIARIO DEL ALTOARAGON la noticia de la cesión por parte de Joaquín Broto del órgano de su propiedad.
Joaquín Broto, compositor y musicólogo, profesor del Conservatorio Profesional de Música y Organista titular de la Catedral de la Seo de Zaragoza, jubilado de su actividad, ha cedido al Cabildo de la Catedral de Barbastro el órgano de madera construido por el holandés Gerardo de Graaf, en el que compuso obras de música para órgano y polifonía sacra, que pasarán al Archivo Diocesano para custodia y consulta.
Su hermano Julio, canónigo titular de la Catedral de Barbastro, fundador y director de la Coral Barbastrense, prepara un concierto para “estrenar” el órgano con una selección de las obras cedidas.
El trabajo minucioso y paciente del holandés Gerardo de Graaf no pasa desapercibido en la Catedral donde monta por piezas el órgano en el que consta su firma de maestro y el “derecho de propiedad de Joaquín Broto Salamero”, quien se lo encargó para trabajar en casa con tranquilidad. “Ha sido de mucha utilidad, porque ha compuesto la mayor parte de sus obras y ha pasado infinidad de horas junto a él”, explica Julio Broto. El órgano está compuesto de dos teclados, nueve juegos y pedalier de 30 notas, “es como una joya de artesanía”.
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