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Victor Rebullida

LA GAMBERRADA DE BELL O ZAPATERO A TUS ZAPATOS

LA GAMBERRADA DE BELL O ZAPATERO A TUS ZAPATOS

Acabo de subir un comentario sobre el concierto de ayer del Grupo "Enigma"-OCAZ y´veo que no puse en este blog el que preparé sobre la actuación de Joshua Bell el pasado martes 24 de abril al frente de la conocida Academia de San Martin en los Campos, o como dicen los lugareños de Londres, Academy of Saint Martin in the Fields, cuyo fundador y nombre inseparable del conjunto es Neville Marriner, a quien vemos bastante por estos pagos pero no dirigiendo a su orquesta, que en esta ocasión venía huérfana de director, si consideramos que la dirección la ejerció Bell desde el primer atril.

Es título de este comentario se entenderá en cuanto se lea el texto siguiente, y no se refiere ni menciona en ningun momento la patochada propagandística de su actuación de incógnito en metro de Nueva York.

La presencia del violinista Joshua Bell en el primer atril de la orquesta de la Academy of Saint Martin in the Fields era algo esperado y prometedor. El público que asiste a los conciertos de abono del Auditorio de Música de Zaragoza tenía la oportunidad de escuchar un programa íntegramente dedicado a Beethoven con tres de sus obras más populares. Bell sería el solista en el Concierto para Violín y en él mostró lo mejor de su arte con el instrumento. Otra cosa es pretender dirigir desde el puesto de solista o desde el atril. La Academy es capaz de afrontar las obras sin director porque se trata de un repertorio harto trillado aunque hubiese sido de agradecer la presencia de alguien en el podio para poner orden e imprimir sentido común y buen gusto.

El violinista norteamericano, en el rol de director, inició el programa con la Obertura Coriolano en lectura trufada de extremos contrastes. Pasó como una visión particular y curiosa del de Bloomington. Lo que ya resultó difícilmente digerible fue la interpretación que hicieron de la Sinfonía nº 7, con unas velocidades desmelenados, dinámicas forzadamente agresivas y absurdamente radicales, y unos vientos tapando sin piedad a la cuerda. Muchas risitas se veían entre los músicos de la orquesta, supongo que motivadas por la gamberrada que Bell les obligada a hacer.

Nadie duda de la excelencia de Joshua Bell con el violín pero más allá de eso, mejor dejar que cada cual se dedique que a lo suyo.

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